La cultura en la enseñanza secundaria//Tema 1 (Carla)
Todos
y todas hemos vivido las carencias del sistema educativo en nuestras
propias carnes. Es más, yendo un poco más allá, se
podría
incluso decir que las hemos sufrido. Y
si
hablamos del
aprendizaje de idiomas, podríamos
decir que esta
es
probablemente una de las asignaturas que tenemos más pendientes los
españoles. Cito a la LOMCE:
“El
dominio de una segunda o, incluso, una tercera lengua extranjera se
ha convertido en una prioridad en la educación como consecuencia del
proceso de globalización en que vivimos, a la vez que se muestra
como una de las principales carencias de nuestro sistema educativo.”
"Una
de las principales carencias de nuestro sistema educativo". La misma ley lo reconoce: tenemos que ponernos las pilas en el
aprendizaje de lenguas. Esta misma ley es la que concibe la enseñanza
de idiomas como un proceso en el que debe priorizarse la comprensión
y la expresión oral, cambio
que llevaba años siendo una necesidad (y probablemente lo siga
siendo). Por experiencia propia y por testimonios de
compañeros y profesores, los españoles en
el extranjero solemos tener
fama de saber bastante gramática pero que, a pesar de eso, es
difícil entendernos al hablar. Esto sucede, en mi opinión, por dos
motivos.
El
primero es que, hasta hace
relativamente poco (si es que ha cambiado verdaderamente algo de
forma práctica), no se le daba
importancia al uso de la lengua de forma oral en el aula. ¿Cuántos
exámenes orales de inglés se
contemplan en secundaria, y cuántos exámenes escritos? ¿Qué es lo
que el alumno va a, probablemente, echar más en falta cuando tenga
que enfrentarse a situaciones reales en una lengua extranjera? Por
suerte, la ley de educación vigente pretende cambiar estas
concepciones, como hemos visto, priorizando la adquisición de
fluidez oral. Ahora solo nos queda esperar, y exigir, que esto sea un
cambio real en las aulas.
El
segundo motivo por el que, en mi
opinión, los alumnos no
sienten real interés en dominar una lengua es el que quiero tratar
más en profundidad en esta entrada del blog. Pero
antes de empezar siento la necesidad de hacer un pequeño disclaimer
y aclarar por
adelantado que
esta es solo mi percepción personal, a la que he llegado por mi
propia experiencia, tanto
como individua
como estudiante, y
que probablemente mi visión esté en gran medida influenciada por el
entorno en el que he crecido y mis propios gustos personales.
Como
filóloga no puedo entender un idioma como un conjunto de
significandos y significados, una
lista de palabras arbitrarias y cómo relacionarlas entre sí de
forma correcta (y
aunque
no me guste usar esa palabra, ese
es
otro debate). Un
idioma configura una visión del mundo y una percepción diferente de
este. Seguro que os han contado muchas veces eso
de que en gallego existen muchas palabras diferentes para referirse a
la lluvia, así como en inuit existen para referirse a la nieve. El
idioma está supeditado al contexto, y la percepción del contexto
está supeditado al idioma. Es una relación que se retroalimenta de
forma activa. Y
eso se refleja en uno de los grandes olvidados del sistema educativo:
el arte y la cultura. Sí, es cierto que el currículum cuenta con una competencia que hace referencia, de alguna forma, a eso. Pero merece la pena pensar si esto se lleva realmente a las aulas de forma consciente y eficaz.
No
es que quiera explicarles todo esto a los pobres estudiantes de
secundaria; nada más lejos de la realidad. Pero creo que la cultura
es una herramienta fundamental para poder entender una lengua y crear
en el estudiante una motivación real para estudiarla de
verdad,
no solo conocer su gramática y vocabulario. Además,
el término ‘cultura’ es lo bastante amplio como para poder
tratar temas que les sean de interés a los estudiantes y, una vez
más, motivarlos a aprender: contemplar la literatura, el teatro, el
cine, la
música o los videojuegos en el aprendizaje de idiomas, por
poner algunos ejemplos,
ayudaría de forma significativa a alcanzar esta meta. De esta forma,
se podría mejorar de forma sustancial la fluidez oral de los
estudiantes, acompañada de un interés mucho mayor que si se tratase
de un ejercicio de listening
en el que se reproduce desde un ordenador una serie de palabras
pronunciadas por un nativo del idioma en cuestión.
Tampoco
sería
mi intención
descartar completamente las clases teóricas; está claro que
importante conocer los engranajes de una lengua y saber manejarlos.
Pero si nos vamos a la competencia oral, de poco sirve obligar al
alumno o a la alumna a realizar una presentación delante de la clase
(la cual se verá olvidada en la siguiente semana) o, lo que es peor,
hacerle memorizar un texto para luego reproducirlo.
No
me malinterpretéis. Soy consciente de que es probable que no exista
el sistema educativo ni el currículum perfecto, acabado, y que no
necesite modificaciones. Al fin y al cabo, son muchos los saberes que
queremos que el alumnado adquiera y es difícil encajarlos en el
rompecabezas de las horas lectivas y la ajetrada vida interior de los
adolescentes. Pero creo que un sistema educativo que contemple el
arte y la cultura
se acerca un poco más a ideal
del sistema educativo perfecto.
¡Hola, Antía!
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con lo que expones en tu entrada. La cultura es la gran olvidada en la enseñanza de idiomas y, sin embargo, es igual o incluso más importante que la propia gramática.
La finalidad del aprendizaje de una lengua no solo es conseguir comunicarte con otras personas, sino también conocer otras realidades y, de esta manera, aprender valores tan importantes como el respeto y la tolerancia.
Creo que sería necesario intercalar en las sesiones los aspectos más puramente gramaticales con contenidos de carácter cultural como la historia de los países en los que se habla el idioma, su economía y sus costumbres. Por ejemplo, si damos clase de inglés sería interesante ofrecerle al alumnado material real cuando hablamos de ciertos temas para que vean las diferencias que existen entre, por ejemplo, Reino Unido o Estados Unidos en cuanto al empleo de las palabras o al tipo de festividades que se celebran. De esta manera se darán cuenta de que una lengua puede llevar vinculadas culturas distintas y, al mismo, tiempo, les hará reflexionar sobre la suya propia.
¡Un saludo!